En la madrugada se dio una muy buena noticia. Telmo Hurtado, el carnicero de los Andes, fue sentenciado a 25 años por la masacre ocurrida en Accomarca, donde murieron 69 peruanos, entre ellos ancianos, mujeres embarazadas, niños y niñas. Y así como él, otros tantos militares responsables. Tomó cerca de 31 años obtener justicia.
No es menos importante que se le haya sentenciado con 25 años al General EP Wilfredo Mori, jefe militar de Ayacucho en el año 1985. Se reconoce que hubo una política de aniquilamiento dirigida por el responsable de la zona.
Hay que recordar también cómo así llegamos a esto. A los familiares de las víctimas se les negó sistemáticamente el derecho a la justicia, cuando a Hurtado se le dio la posibilidad de afrontar en el año 1985 un juicio militar y no penal. Y fue absuelto en los cargos de asesinato y condenado por abuso de autoridad. Luego, años después, se acogió a la infame Ley de Amnistía del gobierno fujimorista y salió libre. Durante ese mismo gobierno, Hurtado ascendió hasta alcanzar el grado de mayor dentro del Ejército.
Tuvo que caer el gobierno fujimorista para que la amnistía fuera anulada y se emitiera una orden de captura internacional para Hurtado y el resto de asesinos.
Y los defensores del fujimorismo están allí, lamentándose, en el Congreso y en los medios masivos de comunicación. Son los que dicen que hay que ponderar los logros y los “errores” (sic) de dicho gobierno. No los olvidemos, cada vez que salgan a defender un régimen no solo que fomentó la impunidad con respecto a sus propios crímenes, sino además, con el abuso sistemático cometido por las fuerzas del orden durante los años anteriores.
Durante la madrugada, nuestra débil democracia se fortaleció un poquito más. Solo un poquito. Lentamente, estamos avanzando.
Fuente: http://feis.utero.pe/
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