miércoles, 22 de junio de 2016



Escrito por: Alejandro Cavero Alva


“No valen las disculpas. Después de todo lo que han hecho tendrían que pasar 10 años de disculpas antes de perdonar”, señaló hace algunos días el congresista electo por Fuerza Popular, Luis Galarreta. “Ellos ya tienen sus alianzas”, sostuvo el fujimorista Rolando Reátegui. “El pueblo nos ha escogido para ser oposición”, dijo la propia Keiko Fujimori al reconocer su derrota. “No es de vida o muerte que haya diálogo”, acotó el siempre pintoresco Becerril.

Les duele en el alma. Perder ha tenido sus consecuencias. Le pasó a Keiko el 2011, y le ha vuelto a pasar en esta oportunidad. Así como se dedicó a golpear y obstaculizar el gobierno de Ollanta Humala, el fujimorismo cree que haciendo lo mismo respecto al de Kuczynski es el camino para asegurar su llegada a palacio. Aun así sea a costa de parar el desarrollo del país y traicionar el modelo que ellos mismos crearon. Son el nuevo perro del hortelano: no gobiernan ni dejan gobernar. Solo con nosotros en palacio o sino no habrá tregua. Y no se dan cuenta, a su vez, que no fueron electos “para ser oposición”, sino para cumplir su plan de gobierno.

Y lo cierto es, también, que el fujimorismo, si analiza las cosas en perspectiva, no debería tener ningún incentivo racional para bloquear a la nueva administración. Más bien, no existe otro gobierno con el que el fujimorismo podría tener más coincidencias programáticas en materia económica y de plan de gobierno. Si son inteligentes, deberían dejar de lado los rencores que los hacen los picones de la contienda y asumir un rol de colaboración. Solo de esa manera se podrá abrir paso a un fujimorismo que sea capaz de volver a la presidencia; hoy más que nunca tiene que probar sus credenciales democráticas. No hay, además de PPK, mayor interesado que el fujimorismo en que este tenga un buen gobierno.

El peso histórico con que será juzgada Keiko Fujimori en esta etapa de la vida republicana del Perú será crucial para los historiadores en el futuro. Odría y Haya de la Torre trabajaron juntos para bloquear el gobierno de Fernando Belaunde, y así fueron juzgados por la historia al ser causa del Golpe de Estado que dieron los militares de izquierda en 1968. ¿Quiere el fujimorismo ser juzgado por la historia como el obstruccionista que destruyó la única oportunidad real del país de llegar al primer mundo luego de 15 años de democracia, y además, facilitó la llegada de la izquierda radical al gobierno? Y es que el alto peso político que ha adquirido el fujimorismo viene también con una alta responsabilidad frente a la historia.


Imaginamos que así no quiere ser recordada Fuerza Popular. Este movimiento ya tiene una historia polémica para bien (terrorismo e hiperinflación) y para mal (corrupción y derechos humanos) como para sumar a su currículum que todo el trabajo que hizo por resurgir al Perú de la crisis económica desde 1990 (lo bueno) lo destruyó luego obstaculizando en democracia los mecanismos de su propio modelo.

¿Con qué cara va a defender Keiko Fujimori la constitución de 1993 y el modelo económico vigente cuando sea candidata el 2021, si los últimos cinco años se dedicó a desprestigiar y obstruir lo que este modelo representa? ¿Con qué cara le dirá a Verónika Mendoza, Gregorio Santos o Barnechea y su modelo “desarrollista” y estadista que lo que su padre hizo en los 90 en materia económica era lo correcto?

La peor jugada que podría tener Keiko Fuimori sería la de anteponer su rencor a lo que demandan las circunstancias. El Perú ha estado parado 5 años y el pueblo no le perdonaría el sacrificar el modelo económico por el que la mayoría de peruanos han optado, minando el desarrollo y abriendo paso a una izquierda que va a hacer todo lo posible por destruir el sistema.

Mendoza ha anunciado que se opondrá a la rebaja de impuestos, pedirá una nueva ley del trabajo, un nuevo modelo económico e incluso un cambio de Constitución. ¿El fujimorismo y PPK le seguirán el juego solo por el rencor mutuo? Sería una grave irresponsabilidad frente al país que les costaría muy caro. Anularía las posibilidad de PPK de pasar a la posteridad como “el presidente que modernizó el Perú” (en sus propias palabras) y las de Keiko de siquiera alguna vez ponerse la banda. La actitud de Keiko sería, pues, autodestructiva.

“La tierra sigue dando vueltas y nosotros estamos montados encima” dijo PPK la última semana. Está en las manos de Keiko dejar de jugar al perro del hortelano y ver que hay más coincidencias programáticas que diferencias. Repetir el rol que esta tuvo con Humala (justamente por ambos anteponer rencores) sería un grave error.
Fuente: http://www.lucidez.pe/

3 comentarios:

  1. Cada rabieta de Keiko y las actitudes irracionales de los fujimoristas no hacen sino sumar puntos para Verónica Mendoza quien ante la población aparece como una lideresa consecuente,con ideas claras,con un interés genuino en el desarrollo del país con justicia social.Por lo tanto se perfila como la mejor candidata para el 3021 y casi segura primera presidenta del Perú. Buena Vero!!

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  2. Quise decir la Vero segura Presidenta el año 2021

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  3. Quise decir la Vero segura Presidenta el año 2021

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