Por Ana María Vidal
Ayer la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (de la cual soy parte) y Demus informamos en conferencia de prensa que la fiscal Marcelita Gutiérrez decidió ampliar la investigación de las esterilizaciones forzadas por 150 días más. En la práctica eso es dilatar por 5 meses más la búsqueda de justicia de estas mujeres y continuar así con la impunidad de este crimen de lesa humanidad.
El expediente de este caso es demasiado voluminoso, en este constan notas redactadas a mano por el mismo Fujimori, en las cuales se hacen observaciones a este programa y en las que se indica que se incrementen los pagos al personal médico, también se acreditan las comunicaciones constantes del expresidente con sus ministros y viceministros para conocer los avances de este programa.
Figuran además documentos que demuestran la existencia de cuotas, de metas de mujeres a esterilizar, que tenían que ser cumplidas por el personal, de la ausencia de garantías y violaciones al consentimiento informado cuando se aplicaban estos métodos. Es un expediente que tiene cientos de tomos y miles de medios probatorios, por eso llama demasiado la atención que la fiscal, después de una investigación de 9 meses, aún no se pronuncie.
La conferencia de prensa estuvo Alfonso Ramos, hermano de Celia Ramos, una de las mujeres que murieron producto de las complicaciones de las esterilizaciones masivas y forzadas, porque fueron miles de operaciones realizadas en pésimas condiciones, hechas de cualquier manera, con tal de alcanzar las metas, de llenar un número. Por llegar a estos cupos, las mujeres fueron esterilizadas sin la debida información; otras con engaños o prebendas; otras cargadas, encerradas y anestesiadas a la fuerza. Alfonso Ramos nos contó cómo él y sus sobrinas, las hijas de Celia, siguen luchando desde hace 19 años, peleando y demandando justicia. Pero hasta ahora la justicia no llega, porque en este país para miles de mujeres, para las más pobres, la justicia no existe.
En las elecciones pasadas este terrible caso fue utilizado como arma electoral por Humala para atacar a su rival Keiko Fujimori, ya que su padre fue el principal responsable de esa política pública y hasta ahora no ha deslindado de manera coherente su responsabilidad. Incluso Rafael Rey, exvocero de campaña, y entonces candidato a la vicepresidencia con Keiko Fujimori, llegó a decir que las esterilizaciones forzadas “no fueron contra la voluntad, sino sin su voluntad (de las víctimas)”, admitiendo así que no hubo consentimiento de las mujeres cuando se les operó. Pasadas las elecciones no se avanzó nada en materia de justicia.
El silencio también es un arma y, cinco años después, la utilización de este caso es otra. Porque esta decisión les dice a todas las mujeres que hasta ahora continúan con complicaciones posoperatorias, y a todas las familias de las mujeres muertas por ligaduras, que esperen hasta después de la segunda vuelta. Porque es como decirles que es mejor continuar con el silencio y la impunidad que afectar la candidatura de Fujimori.
FUENTE: http://derechoshumanos.pe/
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